¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo? Estas y otras preguntas de igual calibre surgen como dardos durante la lectura de La cena, una novela ácida y provocadora que apunta sin miramientos a toda una clase social acomodada de los Países Bajos y, por extensión, de toda Europa, instalada en una inercia de autosatisfacción y complacencia, e indiferente hacia el devenir de la generación que ha de sucederla.
Dos parejas se han citado a cenar en un moderno y exclusivo restaurante de Ámsterdam. Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre la última película de moda y sus planes para las vacaciones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante asunto que los ha llevado a reunirse: el futuro de Michel y Rick, sus hijos de quince años, que según algunos indicios podrían estar envueltos en un caso de violencia grave. Así pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado su punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá esgrimir su inocencia.
Dos parejas se han citado a cenar en un moderno y exclusivo restaurante de Ámsterdam. Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre la última película de moda y sus planes para las vacaciones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante asunto que los ha llevado a reunirse: el futuro de Michel y Rick, sus hijos de quince años, que según algunos indicios podrían estar envueltos en un caso de violencia grave. Así pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado su punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá esgrimir su inocencia.
¡Hola lectores!
La reseña del día de hoy es realmente breve, poco tengo que decir de este libro porque tengo una dualidad con él. Me gustó y a la vez no.
Al autor no lo conocía, pero vi que al libro hasta película le sacaron y me dije que sería interesante leerlo.
Sin haber leído mucho sobre la historia, decidí meterme en él y encontré algunas sorpresas - no muchas, eso sí-. Al comienzo, el libro me pareció muy lento y no le encontraba ninguna dirección. Pasados cuatro capítulos vas viendo que el protagonista carece de poco sentido o es algo fuera de lo normal, es decir, es una personaje que tiene cosas que se te hacen raras porque son cosas que parecen pasar por desapercibidas, el tipo es como un rompecabezas.
Lo interesante del libro es que la trama avanza conforme las partes de una cena elegante y lujosa; de esas que vemos en las películas sobre la realeza con entradas, plato fuerte, postres, etc. Cada parte es clave en el desenlace de la historia, pero que comienza con bastantes trivialidades a cerca de la vida misma y otras cosas irrelevantes.
Existen dos familias en la historia, ambas son familias adineradas en las que vemos que existen discrepancias entre los esposos de la familia que resultan ser hermanos. Paul, es el protagonista y su hermano Serge, es un político reconocido y políticamente correcto.
El autor plantea la pregunta : "¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo?" la historia está llena de dudas y moralidad. Encontramos argumentos sobre el bien y el mal, y el daño provocado por un miembro de una familia a la familia entera. La desvalorización de las personas menos favorecidas sobre las otras que tienen una vida estructurada y resuelta ¿ Cuál es el valor de la vida ajena al lado de la mía?. Ambas preguntas son las que nos hacen partícipes de la historia que al comienzo parece tener una situación ajena a la de nosotros los mortales pobres.
No tenemos derecho a robarles la infancia sólo porque según nuestras normas adultas han cometido un crimen por el que tendrán que pagar el resto de sus vidas.
Un tema que el autor sabe tocar con inteligencia es el racismo. Paul habla de este tema con ligereza y frialdad, es como si a Paul el tema no le fuera trascendente, pero ya veremos que no es así porque él vuelve el tema del racismo un tema recurrente en todo el libro. Así que esta es una manera del autor, hablar sobre el tema sin que los racistas se sientan aturdidos por él, sino que lo trata como lo haría una persona racista; restándole importancia directa, pero a fin de cuentas lo hace trascendental.
A pesar de que el libro tiene aparentemente todos los factores que para mí harían de este libro una obra imprescindible, se me hizo demasiado lento para mi gusto. Tal vez, esta sea una opinión impopular porque para mí lo mejor del libro está después de la mitad donde hay descubrimientos sobre los personajes. Los personajes que creíamos ser no son y el personaje que creí sumiso y complaciente tampoco resulta ser. El resultado del libro es una maraña del pasado, presente y futuro. Al final, el narrador tampoco me parece congruente, pero bueno. Es cierto que el libro tiene una vuelta de tuerca que no la vi venir, pero no fue suficiente para mí.
Otra cosa destacable del libro es que aquí veremos la confirmación de la frase " Cada cabeza es un mundo".
3.5/5
Si no me hubiera entretenido después de la mitad, sería un 3.0
Herman Koch
(Arnhem, 1953)
Debutó en 1985 con la colección de relatos De Voorbijganger. Ampliamente conocido en la actualidad por sus libros, sus columnas periodísticas y su trabajo de actor y productor en televisión, el salto a la fama internacional le llegó con La cena (Salamandra, 2010), sorpresa editorial del año 2009 en Holanda, escogido Libro del Año y galardonado con el Premio del Público. Su siguiente novela, Casa de verano con piscina (Salamandra, 2012), fue recibida con el mismo entusiasmo por el público y la crítica, que destacó la honestidad y el coraje con que Koch aborda temas de compleja ambigüedad. Desde entonces, se ha convertido en uno de los narradores europeos más provocadores y estimulantes del panorama contemporáneo, y sus libros, cuyos derechos de traducción se han vendido a más de cuarenta idiomas, son un fenómeno internacional.
Fuente: editorial Salamandra